Fin de año movido

Este fin de año Mari y yo fuimos a una fiesta privada organizada por unos amigos. Realmente son unos amigos recientes. Los conocemos desde hace poco tiempo. Nos caen bien. Nos han parecido majos y cuando nos invitaron aceptamos encantados. No teníamos ningun plan y nos pareció que podía ser una velada entretenida. Hubo música, copas y buen rollito. De hecho, el alcohol hizo que nos soltásemos un poco más. Que hubiera una mayor confianza entre nosotros.

La casa era grande. Era un duplex. En un momento de la noche, la bebida fue haciendo su efecto y necesitaba ir al servisio. Pregunté a Sonia y me dijo que el servicio estaba en el piso de arriba. Subí. Antes de salir del servicio me eché bastante agua en la cara para despejarme un poco.

Al salir me llevé una sorpresa al encontrarme a Sonia apoyada en la pared, mirándome fijamente, con una cara muy lasciva.

Huy, qué susto me has dado. No te esperaba aquí arriba. Perdona si he tardado mucho ya te dejo entrar - le dije.

Vale. Pero entras conmigo - me contestó.

Yo me quedé un poco aturdido por sus palabras. No sabía cómo reaccionar. No daba crédito a lo que acababa de oir. Mari y yo somos una pareja liberal. metidos en el mundo del intercambio. Pero siempre con conocimiento mutuo.

Mira, Sonia. Estás muy buena, pero Mari es mi pareja y sólo nos liamos con parejas de mutuo acuerdo y dentro de un contexto de participar todos.

Sonia me metió en el servicio, se quitó la blusa, no llevaba nada debajo y quedaron al descubierto unas enormes y desafiantes tetas.

Está en buenas manos, no te preocupes. En estos momentos debe de estar ya comiendo la polla de Jorge. - me dijo.

No sé si fue el efecto del alcohol o ver lo buena que estaba mientras se quitaba el resto de su ropa, que no supe resistirme más y simplemente me dejé llevar. Tenía un cuerpo exuberante, con más curvas que una carrtera de montaña.

Se arrodilló delante de mí. Me arrancó prácticamente el pantalón y el slip. Quedó al descubierto mi juguetona polla, erguida y brillantes por lo mojada que estaba. La engulló de golpe, hasta casi meter los huevos en su boca. Dios, cómo chupaba. Sabía comer una polla. Lamía todo su longitud y se recreaba en la piel del prepucio, rodeando con la lengua el glande, de forma excitante y demoledora para mi.

No pude aguantar más y la separé. Le di la vuelta y la apoyé de forma salvaje contra la pared. Con una mano le sobé las tetas violentamente mientras con la otra le frotaba el culo, luego su coño chorreante, metiéndole los dedos en lavagina buscando encontrar un tesoro. Acto seguido, mientras le agarré los brazos, poniéndolos en alto contra la pared y ella me ofrecía su culo (la muy puta), le metí toda la polla en su cálido coño y empecé a follarla con tanta fuerza que sudaba a chorros por todo mi cuerpo. Ella gemía y yo también. Los movimientos eran bruscos y los gritos de placer tenían que oirse abajo, hasta que Sonia se corrió sin esconder su entusiasmo con gemidos de gusto. Yo seguí golpeando su coñño hasta que también exploté dentro de ella. Quedé abrazado a su espalda, jadeando...

Mientras, abajo se oían también gemidos y gritos. Sonia me cogió de la mano y nos asomamos a la barandilla de la escalera. Vi a Mari dando brincos sentada encima de la polla de Jorge que estaba estallando de placer dentro de mi chica. Ella me miró mientras seguía golpeando la verga de Jorge y antes de lanzar una gran gemido de placer mientras empezaba a correrse me sonrió y guiñó el ojo. Mientras me agarraba a las tetas de Sonia yo le devolví el guiño y la sonrisa y mi polla empezó a pedir guerrra de nuevo... Vaya manera de empezar el año...

Juan