Una velada entre 5 - 2ª parte

Ante todo pedir disculpas por el retraso en la segunda parte, pero el deber se ha impuesto...

Como os decía Mari la noche se había calentado mucho. La aparición de Ana en nuestros juegos le dio un morbo añadido a la noche, máxime cuando fuimos descubriendo que se unía a nuestros juegos. El ambiente era ya muy caliente entre nosotros. La hora era tardía. No queríamos terminar así la noche, así que estuvimos dudando a donde ir y continuar nuestros jugueteos. Como no nos decidíamos Javier hizo la gran propuesta: una copita en su casa.

Nadie dijo que no. Sólo una gran sonrisa iluminó nuestros rostros. ¿Por qué sería?. En casa de Javier y María aprovechamos para usar nuestra ruleta de chupitos. Acierto chupito, fallo prenda. Todos queríamos fallar. Al cabo de un ratito todos estábamos ya desnudos. Como ya no quedaban prendas que sacarse el siguiente reto era escribir en un papel una fantasía cada uno y cumplirla si acertaba. Nuestros rostros, sonrojados al escribir, demostraban que el alcohol desinhibe totalmente.

Guardamos las hojas y comenzamos a dar vueltas a la ruleta. La ganadora fue Ana. Evidentemente era de justicia y el premio era ver cumplida la fantasía anotada en el papel. Yo me encargué de leerla en alto. Casi me atraganto de la impresión. Todos aplaudimos su fantasía y decisión al expresarla. Acto seguido tocaba hacerla realidad. Javier y yo nos tumbamos boca arriba. Ana se colocó de rodillas ante nosotros. Con cada mano comenzó a tocar nuestros miembros, acariciándolos primero con suavidad, explorándolos hasta poder recordarlos de memoria. Luego pasó a palparlos con más firmeza, hasta ponerlos muy duros y húmedos. Mientras tanto María y Mari, detrás de Ana, acariciaban sus pechos y la besaban el cuello. Cuando más caliente nos había puesto con sus caricias se agachó para saborear mi sexo mientras con su mano agitaba la polla de Javier. Su boca y su mano cambiaba de miembro a su antojo, hasta que Javier se corrió en su boca. Entonces se recreó en la mía mientras, a cuatro patas, era objeto de caricias y besos por parte de las otras chicas en todo su cuerpo. Cuando la excitación era máxima se colocó encima de mí y hundió mi miembro en su sexo, absolutamente húmedo. Comenzó a cabalagar como una poseida mientras varias manos la acariciaban por todo su cuerpo al tiempo que varias bocas sedientas de placer saboreaban sus labios, sus senos y su espalda. Su cuerpo se contoneaba de forma violenta sobre mí haciendo que sus nalgas saltasen de placer contra mi cuerpo. Con un gran gemido de éxtasis Ana se corrió entre convulsiones, cayendo desplomada de placer. María y Mari se apiadaron de mí y se avalanzaron sobre mi polla para disfrutar de la mezcla de sabores. Sus manos y sus bocas sedientas de sexo lograron que me corriera sobre sus cuerpos.

Todos quedamos exhaustos sobre la alfombra. Lo que no impidió que al cabo de unos minutos las tres chicas se dedicaran por entero a Javier haciendo correr ríos de placer.

Juan