Atame (2ª parte)

La primera parte de este relato, está en un post publicado anterior...

Te acomodaste entre mis piernas y el tiempo que pasó me pareció eterno, pues acomodado como estabas no sabía lo que hacías, pero no sentía tus manos, ni tu sexo, no me tocabas y mi excitación era tanta, que necesitaba sentirte y para mí era un tormento, todo este tiempo que pasaba...
Mi corazón iba a cien por hora, sentía como si quisiese salir de mi pecho y de repente, sentí en mi sexo, como algo frío que intentaba penetrarme, esta vez no era líquido, sentía algo duro, frío y rígido..su dureza se abría paso entre mis piernas, las cuales no podía cerrar por como estaba atada, mis piernas estaban totalmete abiertas y así estaba también totalmente ofrecida a tí, sabía que no era tu sexo el que me penetraba, porque no tenía la calidez de tu contacto y la suave dureza que tú tenías, era algo que conocía perfectamente... me penetrabas y tus manos, mientras, pellizcaban mis pezones con firmeza, y la excitación no me dejaba pensar, simplemente me quería dejar llevar y no parar de sentir ese placer tan intenso que estaba sintiendo; me dejé hacer, liberándome para sentir, para degustar lo que estaba sintiendo dentro de mí.

Ese juguete con el que me penetrabas, entraba y salía suavemente, aunque cada vez sentía que se introducía mucho más dentro de mi vagina. Era grande, pero mi excitación facilitaba las cosas, pues estaba tan mojada, que lubricaba perfectamente la penetración...
Tú no dejabas de hablarme, de decirme que era tu niña, que te encantaba tenerme así a tu merced, mientras tus manos seguían activas, una penetrándome y la otra recorriendo el resto de mi cuerpo con caricias y pellizcos, los cuales sabías que me hacían extremecer.
Mis caderas no dejaban de moverse acompasadas a tus embestidas para recibir mi regalo hasta el fondo de mi sexo, sentí suavemente que me tocabas el clítoris, era húmedo lo que sentía y me di cuenta de lo que era al sentir tu aliento en mi sexo, era tu lengua la que lo poseía, la que lo devoraba mientras seguías penetrando mis entrañas, tu lengua era juguetona, trazando unos círculos alrededor de mi clítoris que me enloquecían, a punto estaba de correrme, de sentir un orgasmo tan deseado, que movía mi sexo para acercarlo cada vez más a tu boca, para seguir sintiendo el placer tan intenso que me inundaba el cuerpo...

Y apurabas la embestida, y con tu lengua acelerabas el recorrido entre tu lengua y el juguete con el que me follabas... acabé corriendome...con suspiros intensos y jadeos entrecortados..

En ese momento me quitaste el antifaz y delante de mis ojos me sacaste el juguete, era un consolador que a mis ojos parecía enorme; me parecía increible que hubiera cabido dentro... había disfrutado tanto de mi regalo, que nos miramos sonrientes y complices de nuestro juego.
Tú me guiñaste un ojo y sin desatarme me dijiste "ahora vas a ser tu la que me haga un regalo a mí" y pusiste tu polla a la altura de mi cara, la vi hermosa, dura, mojada, vibrante y deseosa de penetrar en mi boca, y así fue, entró en ella y la chupe, con suavidad con decisión, degustando ese sabor que tan bien tenía identificado, que tanto me excitaba, un sabor agridulce que me tenía totalmente enganchada, entraba y salía de ella; jugueteaba con mi lengua, la rodeaba, la acariciaba, la mojaba y no dejaba ni un rincón de ella sin recorrer, entraba y salía cada vez con más rapidez, mi garganta la sentía en lo más profundo, y eso a mí me gustaba, me excitaba sentírla tan dura y tan vibrante dentro de ella. Mi excitación volvía a resurgir y mi sexo, que aún estaba chorreante de flujo, volvía a despertar.

Mientras tu polla me follaba la boca, mis jadeos eran constantes y tus suspiros se unían a los míos. Tú mano bajó hasta mi clítoris y tus dedos volvieron a jugar conmigo, tanto calor surgía de nuevo en mi interior que te comía con más ansiedad, con más lujuria te chupaba y en esos momentos me dijiste que te corrías. La visión de tu cara en pleno momento de excitación y la sensación de tu semen inundando mi boca provocó en mí que dejase liberar mis deseos de correrme junto a ti, entre jadeos, suspiros y humedad de nuestro sexos...

Mari