La noche continuó... en el reservado

Habíamos calentado la noche previamente en la sala oscura. Tras un breve descanso en nuestra mesa, donde pudimos refrescarnos y charlar animadamente, decidimos ir a un reservado los cuatro. Blanca y Jorge era la primera vez que lo probaban, mientras que nosotros ya teníamos cierta experiencia. Se trata de una habitación muy reducida, donde sólo hay una silla y una cama relativamente amplia. Arriba tiene una lámpara con forma de seno (al menos mi mente perversa así la percibe) y una hélice de aire para refrescar algo el ambiente. Para mi gusto la luz es excesiva y eso me corta bastante. Pero esta vez descubrimos que al apagarla quedaba encendida una luz de emergencia, tenue y azulada, encima de la puerta. ¡Más que suficiente! Al cabo de un rato la vista se acostumbra y aunque se perciben los cuerpos, sigue siendo acogedora y te permite refugiarte en una cierta intimidad.

Una vez puestas las sábanas nos desnudamos, y nos tendimos los cuatro en la cama. Cada uno con su pareja. Yo estaba tendido boca arriba. Mari empezó a besarme en los labios, bajando por todo el cuerpo hasta llegar a mi sexo. Comenzó a besarlo y acariciarlo con suavidad y experiencia. Sabe cómo me gusta y percibe cada señal de mi cuerpo que responde a su maestría. Blanca estaba también acostada boca arriba, a mi lado. Jorge empezó también a comerle el sexo, al tiempo que ella y yo nos besábamos con ansiedad, en un baile frenético de lenguas serpenteantes que ansían conocerse al milímetro. Nos acariciábamos el cuerpo y nos besábamos al mismo tiempo que nos retorcíamos por el placer que nos daban nuestros amores. La sensación del tacto de dos personas en tu cuerpo a la vez es muy agradable y excitante, una fuente de sensaciones erizantes.

Mari no dejaba de comerme, cada vez con más entusiasmo. Unas manos amigas, al tiempo, le acariciaban sus suaves y turgentes senos que ella ofrecía gustosa a las caricias. Nuestros cuerpos se mezclaban entre gemidos y calor, un calor delicioso y perverso.

Mari se incorporó encima de mí para poder besar a Blanca y acariciar su sexo y todo su cuerpo mientras sus labios y lenguas se fundían al tiempo que Jorge seguía lamiendo ávidamente el sexo de su amada.

Jorge era ahora el devorado por Blanca, mientras yo le acariciaba a ésta su sinuoso trasero y Mari seguía devorando mi polla cada vez más dura y húmeda, recorriéndola de arriba abajo y pasando su lengua por mis testículos sintiendo su tacto suave por la previa depilación. El tacto de su lengua bajando hacia mi ano sinuosamente ya casi me hace correrme de placer.

La hora en el cuarto oscuro terminó con Jorge follando a Blanca entre gemidos de enorme placer, agarrada fuertemente a mi mano, mientras se corría en un gran orgasmo. Mari se relamía entre mis fluidos al tiempo que Blanca lamía mis dedos imitándola y prometiendo futuros placeres. Esta vez Mari no pudo participar mucho más por problemas de la naturaleza, pero seguro que la siguiente vez todo será aun más caliente si cabe. Esperamos que sea pronto y que arda la noche.

Juan